Ayuntamiento

Carmelo López: "El hospital es fruto de una lucha del conjunto de ciudadanos de la comarca a lo largo de 25 años"

Cieza.es | 9 de noviembre de 2020 a las 12:38

El activismo social de carne y hueso se llama Carmelo López, que es un vecino doliente, porque se agita y se conmueve. El que fuera concejal de la primera corporación democrática del Ayuntamiento de Cieza humaniza la vida pública, y aunque en alguna ocasión lo que salga por su boca puede ser un exceso verbal -llegó a calificar de 'enemigo público numero uno' del hospital al consejero Marqués- es una persona honesta. Capaz de llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos ni ambigüedades, demuestra que el ser humano y el ser político no son incompatibles. Todavía comparte pública responsabilidad con otros integrantes de la Plataforma Pro Hospital de Cieza por las mejoras conseguidas a lo largo de veinticinco años de lucha. Sus sueños están hechos de justicia social, y suelen convertirse en realidad.

Carmelo López Tornero (Cieza, 1942) hace una convincente defensa de la acción de la Plataforma Pro Hospital de Cieza en lo que, dentro de unos meses, será el veinticinco aniversario de su constitución. Su análisis, durante una entrevista en el portal de noticias www.cieza.es, no elude ninguno de los asuntos que han marcado la historia de esta lucha social, y lo expone con ese tono de sensatez y prudencia que siempre lo acompaña en sus intervenciones públicas. Esta moderación de formas es compatible con la sinceridad con la que vuelve a reconocer que "nadie puede echarnos en cara que la plataforma buscaba algún beneficio de otra índole, porque le hemos apretado tanto a los gobiernos de Collado como de Valcárcel. La relación con el segundo fue mala al principio, pero una vez nos llegó a reconocer que el hospital es lo que es gracias al empuje de la plataforma. Valcárcel se convirtió en un aliado nuestro durante la última etapa de reivindicaciones, porque entendió que era justo lo que reclamábamos. Hay que recordar que abrió sin nada, y durante un tiempo sobrevoló el fantasma de la privatización".

En la sala de conferencias del Museo Siyâsa, en una de cuyas sillas se ha sentado para atender al portal municipal de noticias, el entrevistado confiesa que, cuando mira hacia atrás, le parece que haber llegado dos veces a la política municipal es menos importante, en muchos sentidos, que otros pasos que ha dado en el camino: pasos para mejorar la asistencia sanitaria de sus vecinos y para defender los servicios públicos del Hospital de la Vega-Lorenzo Guirao. "Que la gente te pare por la calle y te diga que el hospital ha sido posible gracias a la plataforma compensa todo el tiempo dedicado. Pero hay que subrayar que lo conseguido es fruto de una lucha del conjunto de ciudadanos de la comarca a lo largo de veinticinco años". Algunos usuarios no lo saben, pero si tienen servicios es gracias a las reivindicaciones de este movimiento ciudadano, que siempre ha velado por el cumplimiento de los compromisos arrancados a la Administración regional. Él es un as no solo encendiendo esa chispa de entusiasmo en los demás, sino también manteniéndola, sumando gente al ejército de personas que desean hacer algo a favor del hospital.

Envejecer es poder decir lo que piensas sin estar sometido al eufemismo. López siempre ha tenido a gala decir las cosas como son, y como las piensa. Está profundamente convencido de que eso es lo que los ciudadanos demandan de los políticos y de las personas que practican un activismo social. Y así lo hace. "Yo no tengo enemigos políticos, sino adversarios, porque, en mi opinión, la persona está por encima de todo. Con Valcárcel de presidente, la plataforma contaba con gente de todo tipo y estaba abierta a todo aquel que quería estar. Lo único que no aceptábamos eran cargos públicos para evitar una posible manipulación de la misma". Es un activista social que, en muchas ocasiones, ha demostrado su incapacidad para despojarse de sus impresiones y sentimientos de ciudadano cuando se pone al frente de la portavocía de la plataforma. "Siempre he hablado alto y claro ante los medios, y cuando nos hemos tenido que reunir con consejeros y directores generales, también", apostilla, para admitir abiertamente que solo ante la proximidad de las elecciones los políticos se hacen permeables a las necesidades reales de la gente.

Acostumbrado a estar en el punto de mira de los medios de comunicación, el veterano sindicalista sabe sacar partido al tirón mediático de la plataforma, lo que ha ayudado a colocar las carencias del hospital en los primeros puestos del debate sobre la atención sanitaria en la comarca. "Otros hospitales del Servicio Murciano de Salud se dotaron de servicios y personal desde el minuto uno de su puesta en marcha, algo que no ocurrió en Cieza. Aquí todo se ha tenido que pelear". Seguro que él y otros compañeros con su mismo empeño han sido el detonante para que este movimiento social se haya granjeado el respeto de sus convecinos. La situación actual del centro hospitalario despierta en él un discurso posibilista. Nunca pierde de vista esa perspectiva general, pero sabe que las mejoras en el hospital no ocurren de la noche a la mañana. De ahí la importancia de la implicación de la ciudadanía de Abarán, Blanca y Cieza, que puede incidir de forma decisiva en la toma de decisiones de las administraciones. Cuanto más informada esté y mayor sea su grado de concienciación, más presionará para que mejoren los servicios.

En estos tiempos en que las personas son dadas a olvidar de dónde se viene y a quién se tuvo al lado en los momentos más difíciles, esta entrevista da un ejemplo de gratitud. "Aquí empezó todo", dice López cuando pasa por la sede de UGT. "El 7 de septiembre de 1995 se constituyó la plataforma. Todo el que quiso estuvo representado". Este hombre encarnaba a la perfección al niño ciezano que daba a la rueda en las fábricas de esparto en un pueblo asociado al hambre, a la visión de la vida como una cucaña resbalosa por la que había que trepar para alcanzar el premio de la supervivencia, al que las inclemencias de la vida a la intemperie no habían logrado, sin embargo, malear del todo. "Formé parte de Juventud Obrera Católica y eso me hizo tomar conciencia de la situación laboral de la época. Cuando tú vives el problema con la gente, lo defiendes de otra manera. Y eso me tocó hacer en la lucha contra el franquismo y la situación de los trabajadores", rememora. Ahí supo lo que quería hacer el resto de su vida. Tenía 14 años. Y aquí sigue, sesenta y cinco años después. Nunca ha hecho lo que debía, sino lo que creía.